Expectativa es la sensación previa a la primera escucha de "King Animal". Son 16 años desde la última producción en estudio de Soundgarden.
Algo de esperanza dio el sencillo "Been Away Too Long" que es el primer corte de la placa; un grito que confiesa poéticamente el sentir tras la separación de la banda. Es puro rock de guitarra con gancho inolvidable, cortesía de la sensibilidad compositiva de Chris Cornell (guitarra, voz y letras) y Ben Shepherd (bajista). Pese a su atractivo radial, la canción no representa a la totalidad del álbum.
Si se avanza a Non-State Actor, se escucha un grupo arriesgado, no apto para frivolidades o fórmulas radiales. Tras la vibrante guitarra, entra Cornell que grita la melodía sobre la percusión protagónica de Matt Cameron. El tema puede resultar tan complejo rítmicamente que cabecear a tiempo puede ser un reto. Luego viene una obra maestra llamada "By Crooked Steps", una composición que muestra el dominio instrumental de cada intérprete y la calidad de la voz de Cornell.
Le sigue "A Thousand Days Befote" y sus melodías que pese a tener acordes mayores pueden suscitar la más extraña oscuridad. De hecho, la temática de las letras de Cornell va muy de cerca a esa sensación.
A mitad del álbum aparece otra joya gracias a Cornell. Otra vez, se obliga al escucha a olvidarse de lo convencional. La estructura lo es, pero la combinación de melodías difíciles de olvidar y la temática sobre la muerte con pinceladas claroscuras claramente no.
A continuación está "Taree", con uno de los coros más emblemáticos de la placa. Este tema es puro grunge, quizás más pulido que en los 90 pero con esa aura "bluesera" combinada con descargas eléctricas.
Se da relevancia al trabajo compositivo de Shepherd. El bajista es responsable de seis temas aquí. Su bajo no será líder pero es génesis de la mayoría de "riffs" de guitarra. Así, en Attrition, Shepard incluso da letra al tema que tiene más de Pearl Jam que de Soundgarden.
Fuente: El Occidental
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