martes, 9 de octubre de 2012

Rod Stewart confiesa todas sus infidelidades

Begoña Arce / ElPeriódico.Com

Después de cinco décadas en los escenarios, Rod Stewart ha publicado unas memorias en las que habla con humor y sin tapujos de su apetito por las mujeres, las drogas y la música. En Rod: The autobiography, que acaba de publicarse con gran éxito en el Reino Unido, hay lujuria, éxtasis y momentos de desesperación y miseria. Stewart reconoce pecados y debilidades con una gracia y una franqueza poco habitual en este tipo de libros. Fascinado por las rubias de piernas largas, el rockero recuerda cómo salía a ligar con su mejor amigo y entonces compañero de grupo, Ronnie Wood, antes de que este se uniera a los Rolling Stones.

Una de sus primeras conquistas fue Susannah Boffey, una estudiante de arte. En 1963 los dos tenían 18 años y ella se quedó embarazada; el bebé, una niña, fue dada en adopción. Tras una relación con la modelo Dee Harrington y la actriz Britt Ekland, el cantante se casó con Alana Hamilton, a la que engañó en incontables ocasiones. Tras aquella etapa tumultuosa vendría la boda con Rachel Hunter, una monitora de aeróbic dos décadas más joven que él. La unión duró ocho años, en los que el rockero se mantuvo fiel contra todo pronóstico. «Simplemente, mi deseo de aventuras se había evaporado», afirma. A pesar de su comportamiento, Hunter le pidió el divorcio.

Stewart admite que quedó destrozado. «Sufría algo así como una fiebre romántica decimonónica. Caí en una especie de locura». Para superar aquella crisis, cercana a la depresión, se sometió a terapia muy en contra de sus instintos. «Soy británico. Nosotros no hacemos terapia. Nosotros tomamos tazas de té bien cargado, unas galletas de jengibre y nos aguantamos». Pasó algún tiempo antes de que volviera a encontrar la felicidad con su actual esposa, Penny Lancaster, a la que conoció cuando le pidió un autógrafo.

Otro momento difícil fue cuando, en el año 2000, en un chequeo rutinario le detectaron un cáncer de tiroides. Stewart ingresó en un hospital en Los Ángeles bajo el nombre de Billy Potts (los de sus dos perros) para despistar a la prensa. En el quirófano le extirparon con éxito el tumor, que afectaba parcialmente a las cuerdas vocales. Durante meses el músico no supo si recuperaría la voz y podría volver a cantar. «Fueron las semanas más largas de mi vida».

La de rockero, afirma, es la mejor profesión del mundo y fue su padre quien despertó en él el interés por la música, cuando le regaló una guitarra por su 15º cumpleaños una guitarra. Su hogar era el de una familia obrera en el norte de Londres y esas raíces no se olvidan. Mucho después, ya famoso y multimillonario, Stewart prefería la compañía de sus amigos de siempre con los que compartir un partido de fútbol al ambiente de Hollywood.

El excantante de The Faces admite haber esnifado cocaína con su amigo Elton John y haber tenido suerte de que las drogas no acabaran con él, como con Janis Joplin, a la que conoció en 1968 y a la que describe como una ninfómana. «Siempre andaba detrás de nosotros, tratando sin éxito de tirarse a alguno. Nos tenía aterrorizados».

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